domingo, 23 de agosto de 2015

Cómo prevenir un corazón roto.

Estaba hablando con uno de mis amigos y de repente me dijo: mis sospechas eran ciertas, estás enamorada. 
Y no contesté nada porque en ese momento estaba con la persona de la que supuestamente estoy enamorada. Pero no me sentía enamorada. No creo estar enamorada. 
Es difícil. Es casi como si todo mi ser estuviera en contra de esa palabra "enamoramiento". 
No quiero estar enamorada porque eso me traería un montón de problemas. No podría dejar de pensar en él, me preocuparía por lo que le pase, dejaría de hacer cosas, haría otras que nunca pensé. 

Prevengamos un corazón roto. Supe, desde el momento en que entró caminando a aquel lugar que solamente me iba a meter en problemas si hablaba con él, y aún así lo hice, aún cuando había prometido no volver a fijarme en nadie en un tiempo. ¡Pero es que mi corazón es muy terco!
Prevengamos que te rompas, querido y frágil corazón. 
No pienses en él cuando el día comienza. 
No te preguntes qué estará haciendo. Ni siquiera se te ocurra preguntarte con quién. 
No toques su piel. No vayas a pensar que la perfección se hizo pensando en él. 
No lo abraces. No hagas que sus brazos se conviertan en cadenas. 
No dejes que sus labios te convenzan de que su amor podría funcionar. 
No permitas que tu cerebro se inunde de dopamina, serotonina y oxitocina. No queremos eso, no, huye mientras puedas. 
No importa que lo hayas visto dormido, no importa que hayas pensado que era la persona más adorable, no importa que hayas pasado la noche entre sus brazos. No importa. 
No te creas especial a sus ojos, no lo eres. Quizá haya tenido detalles especiales hacía ti, pero eso no implica que no los haya tenido antes para alguien más. 
Piensa en todas aquellas chicas que ha besado, chicas con las que ha pasado la noche, a las que les ha dicho palabras de amor, palabras que suenan como un discurso en su cabeza: "eres muy linda, estás tan bonita". 
No eres más que otra chica, una más grande que el resto en muchos aspectos, una más inestable, una que vive a kilómetros de distancia y que solo puede ver una o dos veces por semana. 

Piensa que tal vez, si te enamoras pierdas incluso tu dignidad, lo que quedaba de ella. 
¿A quién le has confesado que lo quieres tanto que podrías cometer locuras?
Nadie. Nadie. No. 
No te hagas esto a ti misma. 

Prevengamos un corazón roto: yo no estoy enamorada. Ni pienso estarlo. 

No hay comentarios: