jueves, 18 de mayo de 2017

18 lecciones que aprendí de "El principito"

Recientemente mi psicóloga me dejó una tarea que me pareció increíblemente perfecta y que quiero compartir. Me dijo "lee El Principito y extraes una lección de cada capítulo", así que estas son las lecciones (numeradas por capítulos) que me enseñó uno de mis libros favoritos de todo el mundo y de todo el tiempo.

I: Cada sueño, por más pequeño que sea, es importante.
El capítulo 1 habla acerca del sueño del autor de ser dibujante, y nos muestra su famosísimo dibujo de la boa y el elefante. Aquí, la verdadera pregunta es, ¿cuál es tu sueño?, ese que tenías cuando eras un niño, ese que está arrumbado tal vez, o del que te da pena hablar. En mi caso, yo quería ser médico, pero crecí y me di cuenta de que no puedo ni siquiera ver sangre sin sentir pánico, así que ese sueño se fue, pero otros llegaron, y lo más importante, es que al final del día, la raíz de mi sueño era que yo quería ayudar a los demás, y ahora, soy psicóloga y a fin de cuentas, sí, puedo ayudar a las demás personas. Así que, sí, cada sueño, tiene un valor, y hay que aprender a deducir o a descifrar esos valores, porque a fin de cuentas, los sueños, si se sienten con el corazón, hay que cumplirlos.

II: Las cosas maravillosas de la vida aparecen cuando menos lo esperamos.
En el capítulo 2 el Principito hace su mágica aparición y le da un giro de 180 grados a la vida del piloto. Y bueno, aquí la lección es, que quizá debemos de prestar un poco más de atención a nuestro alrededor, porque uno nunca sabe cuándo aparecerá el Principito de nuestras vidas.

IV: No quiero ser una persona mayor.
Especialmente si ser una persona mayor significa que no me van a importar las cosas que de verdad deberían de importarme, sí, esas como los olores, los colores, el modo de hablar de las personas, los detalles especiales. No quiero ser una persona mayor si se trata de que solo me importen los números y cosas superficiales.

V: Yo soy pequeña, y las semillas de baobabs abundan dentro de mí.
Ya hasta escribí un post sobre esta lección, pueden leerlo aquí: clic

VI: Busca siempre las puestas de sol.
En el planeta del Principito él podía ver cuántas puestas de sol quisiera solo con moverse un poquito y volverse a sentar en su silla. Y creo que, las puestas de sol pueden significar un montón de cosas, para mí, sí, las puestas de sol son maravillosas y me encantan, quizá para otros sea la lluvia la que los maraville, o las estrellas, o no sé, ver cómo el viento mueve las flores. La lista es infinita, pero se trata de siempre buscar aquello que nos haga recordar lo maravillo que es estar vivo.

VII: Sigue buscando a tu flor.
El Principito tenía a su rosa en su planeta, a la cual cuidó y amó como a ninguna otra, pues bien, creo que es importante que cada uno de nosotros busque y encuentre a esa flor, esa que quizá se vea igual a todas las demás, pero nosotros sabremos que nuestra flor es especial, que merece todo nuestro amor.

VIII: Las flores también mienten.
Como la del Principito, que le dijo que ella era la única en su especie en todo el universo, y luego de estar en la tierra, él se da cuenta de que su flor lo había engañado.  Y tal vez mentir no sea el peor de los pecados, es decir, todos lo hacemos a fin de cuentas, pero debes saber, que si una flor miente, quizá las demás también lo hagan.

IX: Los que se despiden siempre dicen la verdad.
Cuando el Principito y su rosa se estaban despidiendo, ella finalmente fue sincera con él y le dijo que estaba bien sin el biombo que la protegía ya  que a fin de cuentas tenía espinas que la protegían, y lo más importante es que le dijo que lo amaba. Y aquí la lección es: las despedidas permiten a la gente sincerarse, hay algo acerca de un adiós que hace que las palabras que estuvieron ocultas por mucho tiempo salgan a la superficie. Yo recientemente me despedí de alguien que significó demasiado en mi vida, y no fue sino hasta ese momento, que fue capaz de decirme todo lo que siempre había querido escuchar de él.

X: Ten en claro sobre qué tienes poder, qué reinas.
No seas como ese monarca que se creía el ser más superior del universo, que decía que podía mandar sobre el sol (pero cuando el sol quisiera), es mejor tener en claro qué es lo que estamos reinando, sobre qué tenemos control, así todo es más fácil, y no iremos por la vida tratando de dar órdenes y esperando a que los demás las cumplan.

XIII: Las estrellas son libres, de nada sirve comprarlas.
O contarlas, solo para creer que eres dueño de ellas. Ya sabes, las estrellas están lejísimos, e intentar comprarlas no sirve de nada. Es mejor dejarlas ser libres, una vez que uno acepta esta verdad, su naturaleza, es más fácil vivir.

XV: Soy efímera.
Así como la flor, yo también soy efímera, no como los grandes volcanes, o las montañas o los ríos, no, yo soy como una flor, que un día desaparecerá por completo. Así que de mí depende si quiero hacerme un hueco en los libros de historia, de alguna manera.

XVII: Ten cuidado de los que hablan como serpientes.
Mucho cuidado, porque como el Principito lo dijo, las serpientes hablan como diciendo acertijos, y quién sabe qué querrán decir.

XVIII: No tienes raíces, ¡ve a donde quieras!
Creo que esta es mi lección favorita y es algo que quizá nos cuesta mucho trabajo entender, por más simple que sea. Y es que ¡no somos árboles!, no tenemos raíces, no estamos plantados en un sitio. Tenemos la capacidad de movernos, de cambiar de lugar como nos plazca, así que, creo que lo mejor es aprovechar nuestra condición. Nadie se arrepiente de haber probado algo, de haberse movido, la gente por lo general se arrepiente de no haberlo hecho.

XXI: Eres responsable de lo que has domesticado.
Como el Principito fue responsable del zorro, así somos responsables de aquellos a los que hemos domesticado, o amado, o como quieras decirle.

XXII: Únicamente los niños saben lo que buscan.
Y aquí de nuevo confirmo el hecho de que no quiero ser adulta, porque, los adultos no tienen idea de qué rayos están haciendo, ellos se suben a los trenes y se bajan y listo, ahí se acaba su día, pero los niños en cambio, ellos están seguros de a dónde quieren ir y de por qué están haciendo las cosas. Así que, creo que lo mejor es permanecer como un niño, en el corazón al menos.

XXIV: Lo maravilloso de todo está en donde no se ve.
Y aquí entra la frase más famosa de este libro: sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos. O, esa que dice el piloto, de que lo más hermoso del desierto es que guarda agua en su interior. Así, guardamos nuestro corazón dentro de nosotros, siendo aún lo más preciado que tenemos.

XXV: Pon atención a lo que busca tu corazón.
De nuevo hablando del corazón, porque todo se relaciona, y como mencioné en la lección XXII, solo los niños saben lo que buscan, y probablemente si estás leyendo esto es porque ya no eres un niño, así que solo queda una cosa: buscar a ese niño que fuiste, y quizá, encuentres respuestas dentro de tu corazón.

XXVI: Un día regresarás a las estrellas.
Así como el Principito, un día alguien (tu flor quizá), mirará a las estrellas y sonreirá porque sabrá que estás ahí arriba, en algún lugar.

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