Soy como un pequeño planeta, más pequeño aún que el hogar del principito y dentro de mí, las semillas de baobabs abundan.
Y todo el mundo sabe qué pasa cuando crecen demasiado: hacen explotar, destruyen.
Ya pasó una vez, y me costó mucho reponerme.
Han pasado dos años, y estoy aquí, enfrentándome a los árboles que amenazan con ser mi perdición.
Esta es una lucha constante, es un estado de alerta permanente,
es aprender a distinguir las semillas de los rosales de aquellas que destruyen.
Yo soy pequeña, y los peligros son grandes.
Han venido a mí lobos disfrazados de corderos, fingiendo ser la solución a mis problemas:
"yo puedo liberarte, yo seré tu salvación", repiten sin descansar.
Y al final, detrás de su dulce rostro se revelan sus sucias intenciones.
Ellos no vienen a liberarme, ellos vienen a robar y saquear este planeta.
Yo soy pequeña,
y las semillas no se irán a ningún lado.
Seguirán llegando, pero no dejaré que crezcan,
ningún baobab tendrá el poder suficiente como para destruirme.
Ya no.
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