domingo, 14 de mayo de 2017

Cuentos para antes de dormir: La graduación

El día de mi graduación te vi parado ahí con esa mirada que solías poner cuando me decías "te quiero". Yo ya tenía tiempo saliendo con otro chico y él me hacía feliz, pero entonces te vi ahí y mi corazón dio un salto.
Sé que todos lo notaron al instante, y lo sé por las miradas llenas de compasión que me dieron, pude ver la decepción en los ojos de mi padre, pude leer el miedo en los ojos del chico que me amaba. Y ahí estabas, suplicando y sin hablar, "ven aquí, vayámonos"
"Sé que aún lo quieres" dijo mi padre y yo solo agaché la mirada. "Ve", dijo finalmente, liberándome así de toda culpa.
Así que corrí hacia ti, con todas mis fuerzas, sin detenerme a pensar ni por un instante en lo mucho que los demás iban a sufrir por mi culpa. Yo corría y con mis pasos un incendio se desataba atrás de mí, había tanto humo que cuando miré atrás, ya no logré ver a nadie más, pero ahí estabas tú, delante de mí, y con las manos extendidas. Y cuando finalmente te iba a alcanzar, todo alrededor se volvió negro.
Desperté en medio de la nada, volteé a todos lados en busca de respuestas pero nada parecía tener sentido, ¿cómo había pasado aquello?, ¿cómo de repente me transporté a ese lugar y tú desapareciste?
Caminé y caminé, en busca de alimento, y de agua, y de alguna salida, algún camino que me regresara a ti, pero en vez de eso, una nube me encontró y comenzó a seguirme.
"¿Qué haces aquí?" fue lo primero que me dijo. "Eso mismo me pregunto yo", contesté, "¿sabes dónde estás?" replicó y solo me encogí de hombros.
Entonces me dijo que me sentara, que ella se encargaría de protegerme de los rayos del sol y que fabricaría algo de lluvia para que pudiera beber, estaba tan agradecida que me puse a llorar en ese instante.
"Te contaré algo" dijo mientras unas gotas de lluvia caían sobre mí, "he visto a muchas personas pasar por aquí, y todas tienen algo en común: lo dejaron todo por amor", "puedes decirme dónde estoy, por favor" dije sin ganas.
"Aquí es a donde los que no tienen corazón vienen a parar".
"Pero...yo aún tengo corazón", dudé.
Y entonces me contó una historia que hizo que todo tuviera sentido, me dijo "tú corazón ya no está dentro de ti cariño, cuando decidiste dejar todo atrás, sin pensar en las consecuencias, él huyó, porque sabía que terminaría lastimado, porque tenía miedo de ti, ¿puedes imaginar eso? que tu propio corazón te tema. Por eso estás aquí, porque en este lugar las personas aún pueden vivir sin corazón, pero si quieres encontrarlo y volver a vivir la vida que tenías, primero tendrás que enfrentarte a ti misma"
Yo creía que todo aquello no era más que un producto de mi imaginación, después de todo, ¡estaba hablando con una nube!, estaba en medio de la nada, a donde quiera que volteara no había rastro de civilización.
Empecé a llorar otra vez, solo porque no sabía qué más podía hacer, me recosté, cerré y abrí los ojos un montón de veces, para tratar de ver si en algún momento regresaba a la realidad.
"De nada sirve que llores cariño" repetía una y otra vez la nube, "puedes hacer un berrinche como una niña pequeña si quieres, pero aquí eso no funciona"
Y así pasé lo que se sintió como una eternidad, pero la nube me dijo que apenas habían pasado unos días, yo estuve tumbada, sin hablar, sin moverme, y lo que más me irritaba es que la nube tampoco se fuera, quería que me dejara sola, quería despertar.
"Estaré aquí hasta que estés lista" dijo un día, y yo no sabía para qué rayos tenía que estar lista, pero finalmente, después de pensar y darme cuenta de que aquello no era un sueño, dije "quiero irme de aquí."

Caminamos entonces y pasamos por los lugares más extraños que puedas imaginar, había ogros y brujas por doquier.
"Estas son las personas que no logran salir de aquí" dijo la nube, "en esto te convertirás si no logras enfrentarte a ti misma.", "no entiendo nada" fue lo único que pude decir, caminamos tanto que los pies me empezaron a doler y a sentirse como  piedras, y entonces, ahí delante de nosotros logré ver un montón de ladrillos apilados. "Hemos llegado" dijo la nube, "aquí está". Y entonces me explicó que tenía que construir un castillo. "¿Qué quieres decir?" pregunté confundida, "aquí hay ladrillos y una pala, tienes que construir un castillo querida".
Pensé que era una broma y miré fijamente a la nube tratando de descifrar qué clase de prueba era aquella, pero no dijo una palabra más, solo estuvo ahí, dándome sombra, como siempre, hasta que dijo "creo que iré a dar una vuelta", "¿qué quieres decir? no puedes dejarme sola", le rogué, "ya te las arreglarás" replicó decidida y se fue.
De nuevo las ganas de llorar se apoderaron de mí, pero recordé que estaba sola, que no conocía a nadie ahí, y si quería irme, lo mejor sería que me pusiera a trabajar.
"Ríndete de una vez" dijo alguien atrás de mí, y cuando me di la vuelta, vi que era una bruja de aspecto espantoso. "Yo lo intenté pero es imposible, es preferible quedarse aquí, a fin de cuentas, sin corazón nadie puede herirte"
Y recordé entonces que mi corazón ya no estaba dentro de mí, toqué mi pecho y efectivamente, no sentía sus latidos, me sentía completamente vacía.
"¿Cómo funciona?" dije entonces, "¿tú por qué estás aquí?"
"Niña esa es una historia tan vieja que ya la olvidé, quizá trataba del amor, no lo sé, lo que importa es que ahora vivo aquí"
"Pero, ¿no hay alguien en el mundo real que la espera?, ¿no extraña tener corazón?"
"Este ahora es mi mundo real" dijo finalmente, y se marchó dejándome con el pensamiento de que si bien tenía razón, vivir sin corazón parecía tentador, yo no podía darme ese lujo, además, tú estabas esperándome en el mundo real, y si tú estabas ahí, tenía una razón para querer irme.
Así que me puse a trabajar.

Días después la nube regresó y tenía noticias. "Querida, pero qué poco has avanzado, olvidé decirte que tienes solo una semana para completar el castillo"
"¿Hablas en serio?" dije con enojo, "¿cómo pudiste olvidar ese detalle tan importante?"
"No lo sé cariño, solo lo olvidé" y miró mi castillo que básicamente estaba tan incompleto que daba risa. Y ya habían pasado 5 días, ¿cómo acabaría el castillo en dos días? era imposible, quizá debía hacer lo que la bruja y rendirme, después de todo, aquel lugar no estaba tan mal. Pero luego volví a pensar en ti, y en que me estabas esperando, y un plan empezó a formarse en mi mente.
Corrí hacia el lugar donde estaban reunidos todos los ogros y brujas que vivían en aquel lugar y alzando la voz dije "Necesito su ayuda, ¡por favor!", pero nadie pareció escucharme, ni siquiera voltearon a verme. La nube estaba ahí, y me veía confundida, pero no pronunció palabra en ningún momento. "¡Necesito terminar mi castillo en dos días!, ni siquiera llevo la mitad, ¡por favor necesito su ayuda!"
Pero de nuevo nadie se inmuto, yo estaba desesperada, y la nube solo estuvo viendo todo sin intervenir, ¿por qué nadie estaba dispuesto a ayudarme?, y entonces, un ogro gigante y horrible se paró y me sonrió. Su sonrisa no era nada agradable a la vista pero eso no me importó, "él me ayudará" pensé e hice que me siguiera hasta mi castillo.
"Bueno aquí está" dije señalando lo que se suponía que era mi castillo, "no es muy bonito pero sin nos apresuramos quizá..."
Y no pude terminar aquella frase porque el ogro me interrumpió con un grito que hizo que temiera por mi vida, retrocedí creyendo que iba a matarme, pero en vez de eso, caminó hacia mi castillo y lo destrozó por completo, agitó sus manos, ni siquiera tuvo que hacer un esfuerzo y mi pobre castillo estuvo destrozado en un dos por tres. Luego, soltó una risa horrible y corrió de vuelta con los demás ogros y brujas.
Yo me quedé ahí, parada, viendo como todo mi esfuerzo se había desmoronado en frente de mis narices, y todo por mi estúpido plan. "¿qué haré ahora?" dije a la nube, que solo permaneció callada.
Pasé el último día de mi plazo llorando, pensando en que me quedaría ahí para la eternidad y terminaría por convertirme en una bruja. "Tendrías oportunidad de regresar al mundo real una vez al año" explicó la nube "pero como nadie quiere que lo vean con aspecto de bruja o de ogro, la mayoría prefiere regresar el día de halloween, así al menos sienten que encajan", y entonces me imaginé, visitándote en halloween, diciendo "soy yo, he regresado", pero pensé que seguramente correrías asustado. "¿Es la única opción?", dije a la nube, "así es" respondió.

El tiempo pasó y me resigné, en algún punto terminé olvidando a mi corazón, terminé incluso olvidando el motivo por el que estaba ahí, supongo que así le había pasado a la bruja con la que hablé cuando estaba construyendo mi castillo, me acostumbré a vivir en aquel lugar lleno de nada, la nube trataba de hablar conmigo de vez en cuando, pero terminó por irse, de vez en cuando veía a otras personas que llegaban y trataban de construir el castillo, pero nadie lo lograba. Me convertí en lo que temía, un día iba caminando y vi mi reflejo en un charco de agua, me asusté tanto que no volví a pronunciar palabra. Solo pasaba los días monótonos recostada, buscando sombra, caminando para no olvidar como hacerlo.
Pero entonces llegó halloween.
Vi como todos empezaron a cambiar su actitud unos días antes. Se preparaban, estaban listos para salir al mundo real, querían volver a ver a sus seres amados, y yo, yo no sabía si quería ir ahí y verte, poco a poco los recuerdos se amontonaron en mí y el recuerdo del día de mi graduación me pareció tan lejano que incluso reí. ¿De qué me servía haberte elegido a ti? si a fin de cuentas mi corazón había huido asustado y terminé en el peor lugar del mundo, quizá estaba en el infierno solo que no había un letrero donde pudiera leerse "bienvenidos al inframundo". Sí, yo te había elegido por sobre todas las cosas, por encima de mis padres, por encima del chico que me ofrecía amor puro, pero mi corazón, cansado de lo mismo, decidió que lo mejor sería abandonarme. Y que mi corazón me hubiera abandonado resultó peor que todas las veces que tú me abandonaste antes.
Y entonces volteé hacia arriba, y la nube estaba ahí. "Estás pensando, tienes tiempo sin hacerlo" dijo sonriendo. Yo solo quería que todo se acabara, cerrar los ojos y no existir, pero sabía que eso no era posible. "Ya todos están listos, ¿vas a ir?" dijo finalmente.

De vuelta al mundo real todo parecía nuevo, como si hubiera vuelto a nacer pero con la peor de las apariencias. Me mezclaba perfectamente con los demás, había de todo ahí afuera, brujas, ogros, diablos, y los disfraces de moda que esta vez no podía reconocer.
Te busqué, y no con la intención de hablarte o interactuar contigo, sino porque quería al menos verte.
Regresé a mi hogar, donde vi a mis padres que parecían estar más o menos bien, sabía que me extrañaban, pero ellos creían que yo era feliz contigo y eso los consolaba. Luego fui a ver al chico que me amó tanto y al que dejé por ti. Pero no estaba, ni en su casa, ni con sus amigos, ni en los lugares que solía frecuentar. Quizá había encontrado a alguien más, quizá se había mudado, no podía culparlo.
Y entonces, con las esperanzas que aún quedaban en mi cuerpo seguí buscándote. Y lo que encontré terminó por destruirme. Ahí estabas, con alguien más, haciendo las cosas que solías hacer conmigo, diciendo las palabras que solías decirme, pronunciando las promesas que nunca lograste cumplir. Lancé un grito que terminó por espantarme incluso a mí. Volteaste la cara pero no me reconociste, seguiste con ella, como si nada hubiera pasado.
Quería ir hacia ti y decirte qué cómo habías podido, qué esperaba que hubieras estado buscándome durante el tiempo que estuve lejos, pero no, en vez de eso hiciste lo que mejor sabías hacer: encontrar a alguien más.
Miré al cielo en busca de la nube, pero era de noche y no podía ver nada, la llamé pero tampoco respondió. Quería irme, quería regresar al lugar a donde pertenecía. Grité tanto, que mis pulmones quedaron vacíos y mi voz sonaba ronca.
"¡Quiero regresar!, déjame regresar, no pertenezco aquí, déjame volver"
Y entonces me miraste, supongo que reconociste mi voz porque leí las dudas en tus ojos y luego el temor al reconocerme.  Te diste la vuelta, tomaste su mano, y no miraste atrás.

Y entonces pasó.
Ya no traté de correr hacia ti, sino que también me di la vuelta, miré al cielo, quería encontrar a la nube en algún lugar, la llamé, pero ya no tenía voz. Me senté en medio del camino, las personas me veían llorar pero a nadie le importaba, después de todo, para ellos yo era una chica vestida de bruja que lloraba, a ellos no les importaba qué rayos estaba ocurriendo conmigo. Y justo cuando estaba por volver a correr, solo para intentar escapar de aquella sensación de vacío, escuché que alguien decía una y otra vez mi nombre, primero lo escuché a lo lejos, pero luego más y más cerca, hasta que volteé y ahí estaba él.
"Te he estado buscando todo este tiempo, no sabes cuánto lamento por todo lo que has tenido que pasar" dijo mientras se ponía de rodillas y me limpiaba las lágrimas.
"¿Cómo?... ¿cómo sabes qué soy yo?", estaba tan confundida que ni siquiera sabía qué decir.
"¿Estás bromeando?, te reconocería donde quiera que fuera, incluso con el peor de los disfraces", y comenzó a reírse, no sabía cuánto había extrañado su risa hasta ese momento. "Pero sabes que este no es un disfraz, ¿no?", y así, a pesar de mi horrible apariencia, él estaba ahí, arrodillado, sonriendo, feliz, y todo por haberme encontrado.
"Tengo algo para ti" dijo, mientras abría una pequeña caja que llevaba consigo. Y ahí estaba, la cosa más preciosa y la más sagrada para mí; mi corazón.
"¿Dónde lo encontraste?" dije casi gritando.
"Nunca tuve que buscarlo, creo que él me eligió a mí, más bien, yo tuve que buscarte a ti todo este tiempo, estaba volviéndome loco sin ti"
"Lo siento tanto", fue lo único que pude decir, "yo elegí a la persona equivocada, nunca debía haberme ido ese día..." y me interrumpió haciéndome callar con un gesto. "Esto es tuyo" me entregó mi corazón, "te he esperado todo este tiempo y estoy dispuesto a esperar aún más, ahora ve a descansar"

Me sentía llena de vida nuevamente, me levanté con la seguridad de que aquel chico me amaba y era el más maravilloso del mundo, y de lo tonta que había sido al irme a tus brazos. Comencé a caminar y de nuevo mis pies generaron incendios, pero esta vez no destruían, esta vez, regeneraban todo a su paso. Y en algún punto,  antes de perder la consciencia, mi corazón y yo fuimos uno de nuevo.
Abrí los ojos y ahí estabas de nuevo. Era el día de mi graduación, donde había empezado mi infierno. Miré mis manos que sostenían las del chico que me amaba, al que mi corazón había elegido, el que me había salvado, me toqué el pecho y sentí el latido de un corazón enamorado,  mire a mis padres que se veían orgullosos de mí, volteé al cielo, y una nube me sonreía desde ahí. “Haz lo correcto esta vez” parecía decir.
Te vi, y tu mirada ya no pudo transmitirme nada. Estaba intacta, había pasado por el infierno de tu amor y había sobrevivido.

Ahí estabas, pidiéndome y sin hablar que corriera hacia ti, y esa vez, decidida, me di la vuelta, y no volví a mirarte nunca más.

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