sábado, 15 de junio de 2019

Hoy hace dos años...


Lo recuerdo perfectamente: fui a cenar con mi mejor amiga a Tlaquepaque, comimos pizzas y tenía la sensación de estar completamente perdida. Estaba en mi lugar favorito y me sentía completamente deprimida, no encontraba un buen trabajo y los que me querían contratar eran mal pagados o con largas jornadas laborales, yo no quería eso, sentía que había abandonado todo y por nada. Durante ese tiempo estuve saliendo demasiado con una chica, la veía casi a diario y me pedía que lo intentara más, me consiguió un trabajo al que solo fui un día y no volví, sentía que nada estaba pasando como yo quería. Así que hablé con mi mamá, con mi mejor amigo y luego de unas 5 semanas, él fue a verme y me dijo "¿quieres regresarte conmigo?", le dije que sí e hice mi maleta llorando. Tomamos el camión a altas horas de la noche y seguí llorando durante todo el camino y durante las próximas semanas.
Nadie sabía que había vuelto excepto algunos miembros de mi familia y mi mejor amigo. No quería que supieran que había fracasado y que me sentía como toda una perdedora.
Hasta que volví a trabajar, me aceptaron de vuelta en mi antiguo trabajo, pero igual sabía que debía hacer algo más así que le conté a mi mamá acerca de una idea que tenía y ella me dijo que probablemente no funcionaría, aún así la lleve a cabo.
A la semana estaba consiguiendo un lugar para poner mi consultorio, ese día para celebrar llevé a mis papás a cenar tacos. Fue increíble, yo, con mi pequeño consultorio.
Poco a poco empecé a tener más y más clientes, y cuando mi agenda estuvo llena, me dije "tú hiciste esto, tú lo lograste sola", no lo podía creer.
Dos años después y amo a mis niños, a mis pacientes, amo la vida que elegí construir.
Hace 4 meses que puse una tienda de ropa junto a dos amigas. Si alguien me hubiera dicho que a mis 25 años sería completamente independiente me hubiera reído, no creí que fuera posible, pero lo es. Mi meta es ser tan independiente como para poder pasar un tiempo en el extranjero aún generando dinero y sé que lo voy a lograr.
Lo que quiero decir es que nuestras caídas solo nos impulsan a ir más alto, a soñar aún más. Y si crees que todo acabó, déjame decirte que apenas va empezando.

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