jueves, 27 de junio de 2019

I

Conocí a I cuando ella tenía 14 y yo 15, acabábamos de entrar a la prepa y pronto descubrimos que éramos casi vecinas, así que nos hicimos muy buenas amigas. La vi crecer, la vi enamorada y con el corazón roto, la vi preocuparse y siempre, siempre, me aconsejaba acerca de cualquier cosa en la que tuviera dudas.
De alguna manera siempre la vi como a la chica perfecta: bonita, inteligente y muy cabrona.
I se enamoró cuando estaba en la universidad y a la vez trabajaba en un conocido restaurante de mariscos, pero no todo fue perfecto, el chico en cuestión tenía novia y aún así salía con ella, hasta que un buen día lo confrontó y terminaron estando juntos por 7 años. No puedo imaginarme cómo es compartir la vida con alguien durante tanto tiempo. Cada que nos veíamos me aseguraba que estaba bien, hasta que las cosas se volvieron rutinarias: ella quería experimentar cosas nuevas, estaba cansada, quería aventuras, cosas que según decía su novio no era capaz de darle. Así que un buen día se acostó con alguien más.
Pasó un buen de tiempo y su relación iba de mal en peor, cada que nos reuníamos con nuestro grupo de amigas no contaba nada acerca de su novio, y si le preguntábamos decía que todo estaba bien, por fuera todo parecía perfecto: I había encontrado a un chico que la quería y la valoraba, que era bueno y tranquilo, trabajador y con metas, ¿qué más podía pedir?

-Pasión -dijo un buen día.
No podía seguir más con él. Así que decidida le dijo que ya no quería estar con él y que se iría a vivir con una amiga, arregló sus maletas y preparó todo, y en el último minuto se decidió a confesarle sobre su infidelidad. Ambos lloraron, y él, con todo el dolor de su corazón le dijo que la perdonaba. Ella no sabía que hacer: ¿irse y dejar a ese hombre tan perfecto que estaba dispuesto a olvidar todo e intentarlo de nuevo o comenzar desde cero?
Después de una semanas decidió lo segundo.

Y aquí es donde yo comencé a frecuentarla más. Sentía que ella tenía todas las respuestas a mis preguntas (sobre todo amorosas). Un buen día fue a visitarme y me contó todo: su novio de toda la vida y ella ya no estaban juntos y estaba decidida a comenzar de nuevo, costara lo que costara.
Así que se fue un buen tiempo de vacaciones al DF, donde conoció a muchas personas nuevas, se acostó con muchos hombres y se divirtió sin recordar ni un momento a su ex.

Pero nada en esta vida viene sin consecuencias, uno de los chicos que conoció comenzó a interesarle en serio, así que aprovechaba cada oportunidad para volver a ir a la ciudad y visitarlo. Hasta que los rumores volaron y llegaron hasta los oídos de su nuevo prospecto.
-¿Es verdad? -le dijo un buen día -¿te acostaste con sabe cuántos mientras estabas aquí?
Y ella no supo que decir. ¿Cómo le decía que sí sin salir mal con él?
Pero finalmente él dijo aceptarla, aunque estando lejos, se volvió controlador, quería saber dónde estaba, qué estaba haciendo y con quién y cuando tardaba mucho en contestarle no dudaba en decirle que seguro estaba con otro chico. Un buen día le dijo que no era más que una puta, que no encontraría nunca a nadie que la tomara en serio, ella se hartó y lo bloqueó de todos lados.
Ese día nos encontramos para comer.
-No sé que hacer -me decía, era la primera vez que la veía en aquella posición, yo tampoco sabía qué decir.
-¿Por qué te aferras a estar en una nueva relación cuando no tienes mucho de haber salido de una? -le respondí y ella solo dijo que lo necesitaba, que sentía que tenía demasiado amor para dar. -Así que vas a regresar con él aunque te trate mal -afirmé, pensando también en mi propia situación. En ningún momento me imaginé que algún día ambas sufriríamos por las mismas cosas.

Supongo que cuento todo esto porque ha sido un shock total ver a una de mis mejores amigas caer tan bajo, y es que yo la tenía en un pedestal gigante, nunca creí verla así: atrapada en una relación donde no es feliz y todo con tal de no estar sola.
Supongo que ella y yo no somos tan diferentes después de todo.
Y esto solo me hace pensar en que cada uno de nosotros libra batallas de las que a veces ni nos enteramos.
Y, ¿qué pasará con I?, no sabemos, hace unas semanas tuvimos una reunión donde todas tratamos de persuadirla de que abandone al tipo, pero no hace caso. Mientras tanto yo aquí, intentando descifrar en qué momento nuestras historias se cruzaron tanto y si algún día volveremos a tener el mismo brillo en los ojos como cuando apenas nos conocimos.

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