jueves, 29 de junio de 2017

Cerebro vs Corazón: hablemos de amor

Amor, la fuerza que mueve al mundo, el origen de la creación, el aclamado, el odiado, el...

Estaba pensando en lo mucho que escribo acerca de corazones y sin embargo, el amor parece estarse escondiendo en algún lugar, porque hasta ahora, nada parecido ha llegado a mi vida, ni una sombra al menos.
Todo el mundo lo sabe, estuve enamorada a los 17 y después me enamoré de un chico de 17. Y el ciclo está ahí: repitiéndose.
Pero recientemente conocí a alguien -bueno, no tan recientemente, porque ya habíamos salido en el pasado, pero hace poco nos volvimos a ver y fue como si el baúl de los recuerdos se abriera de repente.
"Quiero que sepas que me gustas en todos los sentidos" dijo, y para rematar: "no me importa que estés loca"
Me reí y luego pensé seriamente en ello, ¿será que alguien puede quererme?, ¿así con toda la locura que he acumulado a lo largo de los años?, no dije nada, por supuesto, solo sonreí y me dormí pensando en ello, y aún lo hago.

No hace falta decir que aquello no funcionó, porque al parecer, no logro funcionar, ni con todas las piezas del rompecabezas en las manos.
Siempre huyo, escapo al primer indicio de algo verdadero, ¿por qué?
¿Miedo?, ¿rechazo?
No lo sé, o quizá sí, pero no quiero aceptarlo. Es más fácil vivir sin compromisos, es más fácil no sentir nada, o fingir que uno no tiene corazón, andarlo buscando y encontrarlo solo para volverlo a perder -casualmente.

Me enamoro de la idea del amor. Me aburre pensar en una relación. En los mensajes estúpidos llenos de cursilerías, en caminar de la mano, casi como un acto de circo, en decirle a la gente que uno está enamorado, que el amor habita en ambos -o al menos eso parece.
Me enamoro de los chicos que no quieren nada conmigo. Me aburro de los que sí me quieren y lo demuestran. Qué flojera que me dediquen canciones, que me digan lo maravillosa que soy, que vayan por la vida pensando en mí.
Me enamoro, me enamoro, pero no como es debido.

Como, deboro, asesino corazones, solo para que el mío no se rompa aún más.
Sacrifico a mis sentimientos con la esperanza de que sea suficiente, de que el tributo le satisfaga.
¿Hasta cuándo?
Los besos ya no significan nada, mucho menos el sexo. El amor lo ha abandonado todo, se fue un día de verano y heme aquí, sentada, esperando por la estación más maravillosa, esa que promete traerlo de vuelta.

¿Cómo voy a querer a alguien? si estoy al revés, el amor no habita en mi corazón, sino en mi cerebro.

No hay comentarios: