miércoles, 28 de octubre de 2015

Un nombre

Nunca imaginé que un nombre pudiera significar tantas cosas: un montón de mariposas en el estómago, pensamientos a la mitad de cosas importantes; como un examen o una reunión, preocupaciones, ansiedad, fantasías del momento en que nuestras manos vuelvan a unirse, una constante imagen de su rostro en mi cabeza, el sabor de sus labios en la punta de mi lengua.
Recuerdos, su nombre significa un montón de recuerdos que me persiguen constantemente como fantasmas de los que no logro escapar.
Un nombre, 6 letras y un montón de emociones. Quién diría que me iba a volver a sentir así y de repente, como si todos los años, meses y semanas tratando de escapar de aquella palabra, del temido sentimiento que es capaz de destruirme con tan solo pronunciarlo, no hubieran existido: no, se esfumaron en el momento en que él apareció por aquella puerta, y yo, yo lo sentí, y aunque no quise hacerlo consciente en ese preciso instante se estaba acabando la fuerza con la que estaba resguardando a mi pequeño y frágil corazón.
Entró a mi vida como un fantasma. Porque a fin de cuentas, aquí todos somos fantasmas perdidos tratando de encontrar nuestro hogar.
Vino, sacudió por completo mi mundo, apareció como un fantasma y me hizo temblar de miedo con todas las sensaciones qué provocó en mí. 

Mientras más pasa el tiempo más me repito a mi misma que yo no creo en estas cosas, que debería alejarme...pero, una parte de mí no deja de repetir:
“Don’t let me go baby, love me some more.”


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